Hola chic@s acá les dejamos el cuento que escuchamos este lunes por meet, mientras seguimos trabajando con las referencias a los cuentos clásicos que encontramos en la historia de Melisanda.
Las hadas
La pequeña en cambio era una muchacha dulce y amable además de hermosa. Motivo por el cual la madre la odiaba y la obligaba a comer en la cocina y a trabajar sin descanso. Había veces que la mandaba ir dos veces al día a la fuente a por agua, con lo lejos que estaba de su casa.
Uno de esos días que estaba en la fuente, apareció por allí una pobre campesina.
- Perdonadme hija mía, ¿tendríais a bien dar de beber agua a esta pobre vieja ciega?
- Claro que sí buena mujer, dejadme que limpie el cántaro y saque agua limpia para vos.
La joven sujetó el cántaro para ayudarla y cuando terminó de beber la campesina se convirtió de repente en un hada.
- Habéis sido tan cortés que os merecéis que os conceda un don: os otorgo el don de que por cada palabra que digáis, salgan de vuestra boca flores y piedras preciosas.
Cuando la muchacha llegó a casa la madre le regañó nada más verla.
- Disculpadme madre, no pretendía tardar tanto.
Pero al decir esto, se cumplió el don que el hada le había regalado y salieron de su boca rosas, perlas y diamantes.
- ¿Pero qué es eso? - preguntó la madre maravillada al ver lo que salía de su boca.
La muchacha contó a su madre lo ocurrido en la fuente y ésta enseguida decidió que debía mandar allí a su hija favorita para que ella también tuviera ese don.
A regañadientes, la hija mayor cogió un cántaro y caminó hasta la fuente.
Pero en esta ocasión el hada no apareció vestida como una vieja campesina, sino como una princesa.
- ¡No he venido a daros de beber! ¡O qué os creéis! - dijo la muchacha maleducada.
- Muy bien. Habéis sido tan descortés que os daré el don que merecéis: por cada palabra que digáis saldrán de vuestra boca sapos y culebras.
Al llegar a su casa y saludar a su madre, que la esperaba impaciente, salieron de su boca dos víboras y dos sapos.
- ¿Pero qué ha ocurrido? ¡Seguro que es cosa de tu hermana, verás cuando la pille! - dijo la madre malhumorada.
Allí tropezó con el hijo del Rey, que al verla llorar le preguntó qué le ocurría.
- He tenido que huir de casa majestad
Y al decir esto, de la boca de la joven volvieron a salir perlas y diamantes. El Rey se quedó extasiado ante tal don y creyó que era la joven perfecta para convertirse en su esposa.
De modo que la joven y el príncipe se casaron y la maleducada hermana pasó sus días sola y triste en el bosque.
Las hadas - Video
Los queremos Inés, María, Andrea y Mary
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